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CAMBIO DE TRASTES

CAMBIO DE TRASTES

Los trastes, esos grandes desconocidos. Esas heroicas y poco reconocidas barritas de metal incrustadas en el diapasón del mástil de nuestros instrumentos son diariamente expuestas a pulsaciones salvajes y bendings sin piedad que los desgastan. Toneladas de roña los corroen procedente de la grasa de nuestros dedos (y eventualmente otros elementos ambientales, como polvo, cerveza, nicotina y otras sustancias parecidas). A pesar de todo esto, juegan un papel fundamental tanto en la comodidad a la hora de tocar como en el tono final del instrumento.

Cuando las cuerdas oigas trastear…

Puesto que no tocamos siempre de la misma manera y asiduidad en todas las zonas del diapasón, los trastes van desgastándose de manera irregular. Esto va a provocar ligeros trasteos al principio, que se pueden solucionar corrigiendo la altura de las selletas en el puente. Cuando el desgaste es más acusado tendremos trasteos más notorios y aunque corrijamos desde las selletas, la guitarra queda con una altura de cuerdas excesiva y se hace incómoda de tocar, siendo ese el momento perfecto para un nivelado de trastes. En el momento en el que el desgaste es severo y tenemos no solo trasteos sino también notas que se apagan al pulsar o que directamente no suenan, es hora de hacer un cambio de trastes.

Cuestión de gustos

También es posible que queramos realizar este cambio por otras razones, sean de comodidad a la hora de tocar o por darle otro carácter al tono del instrumento.

Un caso típico es el de los instrumentos antiguos. Montan trastes tipo vintage que ofrecen muy buena afinación en cada nota (son estrechos) pero pueden llegar a ser poco prácticos para los guitarristas más modernos. Estos trastes suelen combinarse con diapasones bastante curvados (7,25”) que resultan muy cómodos para tocar acordes, pero problemáticos a la hora de tocar bendings o conseguir una acción baja que favorezca la velocidad en la ejecución.

Es muy común que en estos instrumentos se sustituyan esos trastes tan pequeños por los tipo jumbo o medium jumbo, mucho más altos y anchos. Aunque se pierde un poco la definición de la nota, la ejecución mejora notablemente, así como el sustain, ya que la cuerda apoya en un traste con una masa mayor.

Bla, bla, bla… ¡vamos a cambiarlos!

Sea como fuere, el caso es que te has decidido a cambiar trastes. No es una tarea demasiado difícil, pero requiere de tiempo y mucha paciencia para hacer las cosas bien, así como de algunas herramientas especiales. Os recomiendo encarecidamente el uso de gafas de protección durante todo el proceso. Más vale prevenir…

Nuestro diapasón puede estar acabado con un barniz, como suele ser el caso de los diapasones de arce, o sin tratar, como los de palorrosa, ébano, pau ferro, etc. El proceso cambia muy poco; ahora explicaré las diferencias.

¡Nos metemos en faena!

Preparativos

Lo primero es desmontar el mástil del cuerpo si este es atornillado. Trabajaremos mucho más cómodos de esta manera. Si vuestro mástil es encolado tendréis que envolver y cubrir todo el cuerpo para protegerlo. No queremos que resulte dañado durante el proceso.

Retiramos los afinadores, las guías de cuerdas y la cejuela. Aseguramos el mástil con un tornillo de banco agarrándolo por el zoque y con protecciones de goma para no marcarlo. Apoyamos la pala de manera que nos quede firme para trabajar sobre él pero que no estemos obligando al mástil o deformándolo.

En un diapasón tipo palorrosa conviene que la madera esté hidratada antes de empezar, o al extraer los trastes se podrían producir astillamientos importantes. Así que si ves que la madera está seca, limpialá y aplica aceite de limón como harías en un mantenimiento normal.

Si nuestro diapasón está barnizado, antes de nada, deberemos pasar una cuchilla bien afilada en las uniones a fin de liberar los trastes de posibles restos de barniz.

La parte más delicada

Ya podemos empezar a extraer los trastes. Para ello necesitaremos un soldador de lápiz normal, como el que usamos para electrónica, y unas tenacillas pequeñas con la punta plana. Estas se venden en tiendas de herramientas para lutería por unos 30$. Sin embargo, en cualquier ferretería podéis comprar unas casi iguales por unos 5€, lo único que tendréis que limar un poco la cabeza para dejarla totalmente plana y que agarre bien los trastes.

Este es uno de los pasos más delicados. Con el soldador caliente, debemos pasar la punta a lo largo del traste. El objetivo es derretir el pegamento y retraer un poco la madera. La idea es agarrar el traste con las tenacillas al tiempo que pasamos el soldador y con movimientos muy suaves, tanteamos hasta que vaya  saliendo.

En un diapasón de arce barnizado, debemos tener mucho cuidado del tiempo que exponemos el soldador al traste o podemos quemar el barniz, produciendo pompas o incluso cercos negros que no se quitarán. En cualquier caso y por esa misma razón, debemos ser extremadamente cuidadosos en que la punta del soldador toque únicamente el traste y no la madera por un descuido. La concentración en este paso es fundamental.

Control de daños

Una vez que los hemos retirado todos es hora de contabilizar los daños. Es normal que diminutos pedazos de madera salten en algunos lugares. Debemos conservarlos y pegarlos con cianocrilato.

Si por algún motivo tenemos algún agujero o grieta en el diapasón podemos repararlo. De nuevo con polvo de la madera que sea (en este caso os muestro palorrosa) y cianocrilato. Una vez que esta pasta seque, se podrá lijar y quedará bastante disimulado.

Consistencia del radio de diapasón

A continuación, debemos confirmar que el radio de diapasón es correcto y consistente a lo largo de todo el mástil. Para ello necesitaremos una regla de radios, que podemos encontrar en tiendas de herramientas para lutier.

Si es correcto, no pasa nada, podemos seguir adelante, pero si no, tendremos que lijarlo para darle el radio correcto. En el caso de los mástiles de palorrosa no hay problema. En los de arce barnizado tendremos que retirar el barniz.

Necesitaremos un bloque de lijado de diapasón de la medida correcta. Colocándole un pliego de lija autoadhesiva de grano 235, iremos dándole la forma con movimientos hacia adelante y hacia atrás. Es muy importante ejercer la misma fuerza en todos los puntos del bloque para evitar lijar más de un lado que de otro y deformar el diapasón. Id comprobando con la regla cada pocas pasadas. Hago hincapié en esto ya que la primera vez me cargué un mástil de esta manera.

(Nota: a partir de ahora veréis en las fotos que el diapasón de arce barnizado carece de barniz. Aproveché la obra para retirárselo y acabarlo en nitrocelulosa. Este paso lo explicaré en detalle en próximos artículos. El proceso sigue exactamente igual que si lo tuviese.)

Preparando los surcos

Hayamos tenido o no que corregir el radio, lo siguiente es limpiar de restos de serrín, madera y pegamento los surcos de los trastes. Haremos esto con una cuchilla. Es fácil que en este proceso se os escape y arañéis el diapasón, así que poned especial cuidado.

A continuación, hay que asegurarse de que el ancho del diente del traste antiguo coincide con el nuevo que vamos a instalar. Tan sencillo como medirlo con un calibre.

Los trastes que he comprado tienen un ancho de diente de 0,5 mm, ligeramente mayor que los originales. Con una sierra japonesa para trastes de esa misma medida (aquí podéis encontrarla), voy a repasar los surcos muy suavemente (estas sierras están muy afiladas), tanto en anchura como en profundidad. Pongo cinta de carrocero para evitar marcar el diapasón por si se me escapa la sierra.

Con una lima triangular suavizamos los bordes de los surcos para que los dientes del traste entren sin problemas. No mas de un par de pasadas. Tras esto, volvemos a repasar los surcos con la cuchilla para limpiarlos completamente. Ya podemos retirar la cinta de protección.

Preparando los trastes

Es el momento de preparar los trastes. A la hora de comprarlos los podéis encontrar en varios formatos: en rollo de varios metros (orientado a fabricantes y lutieres profesionales), y en varillas precortadas de varios tamaños, rectas o curvadas. Aunque yo he escogido las curvadas por comodidad, os recomiendo si vais a hacer esto a menudo, las rectas. Podéis doblarlas vosotros mismos a la curvatura que necesitéis. Para hacer esto necesitareis un doblador de trastes, de buena marca y un poco caro. Aquí teneis otro más barato y que funciona estupendamente también. Si tenéis tiempo y una ferretería de confianza a mano podéis echarle un ojo a Youtube donde encontrareis varios turoriales donde explican cómo construiros uno.

Un detalle muy a tener en cuenta es que los trastes que vayáis a colocar deben tener un radio un poco más pequeño que el del diapasón, es decir mayor curvatura. Si su radio es igual o mayor los bordes quedarán un poco levantados y mal asentados. La importancia del doblador de trastes es capital. Sed muy cuidadosos en este aspecto.

Lo primero es limpiar las varillas con un trapo impregnado de disolvente. Esto eliminará cualquier sustancia que nos pueda dar algún problema con el pegamento. Dado que cada traste tiene una longitud diferente, conviene tener un lugar donde colocarlos ordenados una vez los tengamos cortados. Empezando por el último de los trastes, vamos midiendo. Cortamos con unas tenacillas afiladas dejando unos milímetros en cada borde.

Instalando los nuevos trastes

Una vez cortados todos y presentados, llega la hora de introducirlos en los surcos. Aquí tenemos varios métodos, para todos los bolsillos. Hoy en día lo que más se estila son las prensas para trastes. Estas ofrecen una gran comodidad y regularidad porque presionan por igual en toda la longitud del traste al mismo tiempo. Por contra, como podréis imaginar, son un poco caras. Existen varias versiones del mismo concepto (podéis verlas, aquíaquí y aquí) e incluso de nuevo desde China, que también tienen su propia solución. Yo, sin embargo, opté por el método que se ha usado toda la vida: el martillo con cabeza de caucho. No he usado nunca la prensa, pero tampoco he tenido mayor problema con el martillo.

Otra de las cosas que vamos a necesitar es un soporte para la trasera del mástil que lo sujete sin marcarlo a la hora de amartillar los trastes. Es algo tan sencillo como un bloque de madera con el contorno curvado. Podéis fabricarla vosotros mismos con un listón de madera o, de nuevo, comprarla por aquí. Recordad también que la superficie del banco de trabajo debe ser lo más firme posible. Aprovechad la zona justo sobre la pata de la mesa para que la transmisión de presión sea la máxima posible.

Con todos los preparativos hechos ya solo nos queda comenzar a insertar los trastes. Se ponen una o dos pequeñas gotas de cianocrilato en el diente. Con golpes suaves de martillo, se introduce primero de un extremo. Cuando este está listo se va amartillando con golpes no demasiado fuertes hasta que el traste queda perfectamente asentado.

Fallos en la colocación

Si alguno de ellos ha quedado mal asentado o corto de un extremo, deberemos extraerlo y colocarlo de nuevo. Nunca trateis de amartillarlo desde los laterales. Es posible que al sacarlo, el traste se deforme, en cuyo caso habrá que cortar uno nuevo.

Cualquier mancha de pegamento sobre el diapasón debe ser retirada inmediatamente con un trapo húmedo. Tened uno siempre a mano.

Rematando los extremos

Una vez insertados todos los trastes es momento de cortar los extremos sobrantes. Usaremos un mini taladro tipo Dremel con un disco de corte. Hay que hacerlo poco a poco y con pasadas cortas para evitar que el traste se recaliente. Esto podría ocasionarnos desde que el traste se mueva al derretirse el pegamento, hasta que se produzca una quemadura en la madera. De nuevo, ponemos cinta de protección para evitar accidentes.

Con un taco de madera recto al que le hemos colocado un pliego de lija autoadhesivo de grano 235 (el mismo que hemos usado para darle el radio correcto al diapasón), realizaremos el rematado de los trastes en los laterales. También el biselado de los mismos, lijando los bordes con un ángulo de 45 grados.

Con una lima le damos los últimos retoques para dejarlos suaves al tacto.

Ahora ya solo queda rellenar los huecos entre el diente del traste y la madera. Para ello tenemos dos opciones: usar masilla o bien nuestra famosa fórmula de polvo de madera y cianocrilato. En este caso me decanté por la segunda porque tenía algo de serrín del mástil. Aunque debo decir que la masilla es mucho más cómoda de trabajar.

Una vez seco el mejunje, se puede pasar una lija fina (350 0 400) para darle un acabado perfecto.

Y con esto ya tenemos nuestro mástil listo para el paso final, aunque no menos emocionante: el nivelado, recoronado y pulido de trastes. Aunque eso será en la próxima entrega!! Hasta entonces, seguid trasteando!!

 

4 comentarios

  1. David

    …igual es un poco más complejo, de cortar con tenazas especiales y no con Dremel, martillo de punta de bronce y no de caucho, bisel con la herramienta para ello y no con un taco. Los trastes deberían de ser prensados con el taco para diapasón largos y con sargentos .

    1. Hola David! Como he ido explicando a lo largo del artículo, opciones de herramientas para hacer este trabajo las hay caras, baratas y mucho más baratas. Tener una herramienta buena es fundamental porque facilita mucho la tarea y consigues los mejores resultados. Hoy en día para el aficionado a la lutería que hace sus trabajillos en sus ratos libres, como con todo lo que se convierte en hobby, se ha generado un lucrativo negocio por el cual puedes encontrar una herramienta diferente y especializada para cada fase del proceso (como sabrás, me refiero a Stewart-Macdonald). En mi opinión, si eres lutier profesional o aficionado con mucho dinero para gastar, por supuesto, compra las mejores herramientas disponibles, merecen mucho la pena. Pero si no es el caso (y entiendo que el público objetivo de esta web son los aficionados y no los lutieres profesionales que ya saben todo lo que aquí cuento) igual no se justifica un desembolso de 400€ en herramientas si vas a cambiar trastes una o dos veces en tu vida. Si vas a libros de lutería de hace más de tres décadas, lutieres que trabajaban en la custom shop de Gibson hacían maravillas con martillos normales de cabeza de hierro, tenazas y limas estándar de ferretería e incluso con sierras manuales. Hay herramientas fundamentales, pero no imprescindibles. Saludos!

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